Una nueva polémica se desató en el Parque Nacional Natural Tayrona tras la difusión de videos que muestran a turistas ingresando y bañándose en el río Piedras, en sectores que se encuentran claramente señalizados como restringidos debido a la presencia de caimanes aguja. Las imágenes, compartidas en redes sociales, reflejan la imprudencia de varios visitantes, quienes, pese a los avisos y recomendaciones de los guías, decidieron acercarse a la zona de riesgo.
En uno de los registros más recientes se observa a una pareja caminando tranquilamente por la playa, haciendo caso omiso a los llamados para que se retiraran. En otro video aparece un grupo de bañistas disfrutando dentro del agua, mientras un perro juega muy cerca de un sector donde, a pocos metros, reposaba un caimán. Estas escenas desataron críticas por parte de ciudadanos y ambientalistas, que insisten en la gravedad de estas conductas.
“Lo más preocupante es que la gente no cree que haya caimanes en el río Piedras, y por eso ignoran las señales. Pero es real, y es un peligro latente”, señaló Eli Hernández, una de las personas que difundió el material audiovisual.
Las autoridades ambientales recordaron que los caimanes aguja son animales territoriales que pueden reaccionar de forma agresiva, sobre todo en épocas de reproducción y cuidado de crías. Por ello, se recomienda a los turistas mantenerse a una distancia mínima de 20 metros, evitar el uso de cámaras con flash y abstenerse de arrojarles objetos o intentar acercarse.
Parques Nacionales también ha desplegado campañas educativas, como charlas y entrega de folletos informativos, con el fin de promover el turismo responsable y la preservación de la fauna local. No es la primera vez que se insiste en este tema: en julio de 2014, un menor de edad resultó herido tras ser mordido por un caimán en la misma zona, hecho que marcó un precedente en las medidas de precaución.
El caimán aguja, también conocido como caimán del Magdalena (Crocodylus acutus), es una especie declarada en peligro crítico. Se distribuye en varios ríos importantes del país, como el Magdalena, Atrato, Sinú, San Jorge y Cauca, además de humedales en las costas Caribe y Pacífica. La presencia de estos ejemplares en el Tayrona es señal de la riqueza y fragilidad del ecosistema, pero también de la necesidad de un mayor compromiso por parte de quienes lo visitan.
Las autoridades insisten en que no se trata solo de proteger a los turistas, sino también de garantizar la conservación de una especie clave en equilibrio ecológico, cuyo hábitat se ve amenazado por la intervención humana. Ignorar las advertencias no solo pone en riesgo vidas humanas, sino que incrementa el estrés y peligro para los animales que habitan este territorio protegido.
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