Un incendio consumió por completo una vivienda en el corregimiento de Santana, dejando a una familia sin nada. Según los primeros reportes, un cortocircuito habría originado las llamas que, en cuestión de minutos, arrasaron con todo a su paso: muebles, electrodomésticos y recuerdos de toda una vida.
Desesperados, los vecinos intentaron sofocar el fuego con baldes y mangueras, mientras los propietarios observaban impotentes cómo su hogar se convertía en cenizas.
Cuando finalmente los bomberos lograron controlar la emergencia, una imagen sorprendió a todos: entre los restos calcinados, tres biblias permanecían abiertas, intactas, sin una sola hoja quemada.
Ni el fuego ni el calor lograron tocarlas. Para muchos vecinos, aquello fue un hecho milagroso, una muestra del poder de Dios y un recordatorio de que la fe puede resistir incluso las pruebas más duras.
Hoy, entre las ruinas, los dueños de la vivienda ven en esas páginas intactas un símbolo de esperanza. Mientras las autoridades adelantan las investigaciones para establecer las causas exactas del incendio, la comunidad sigue conmovida, convencida de que lo ocurrido fue más que una coincidencia: una señal de fe que brilló entre las cenizas.
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